Galán, promesa, nostalgia. Corazón, romance, energía. Éxito, recuerdos, fiesta. Los más de 50 años de carrera que se arremolinan en la garganta de Juan Ramón le han dado la oportunidad de vincularse y ser vinculado con cada uno de esos títulos. Y con más, por supuesto, muchos más. Pero el intérprete que nació en Santa Fe bajo el nombre de Ellery Guy Rech ("ya casi nadie me dice así", admitió) se despoja de los rótulos y sintetiza toda esa experiencia en la afirmación de que sólo se ha dedicado a hacer lo que más le gusta: cantar. Pues bien, con esos mismos fines llega a Tucumán, donde mañana será uno de los protagonistas del "Mega festival de los 70", en el club Floresta.
"Algunos irán a verme por mis canciones, que son muchísimas y de todos los estilos y épocas, y otros por curiosidad, para saber si estoy más gordo o más viejo", se ríe el hombre que hace cuatro décadas se disputaba el favor del público femenino con Leo Dan y Ramón "Palito" Ortega. Y puede ser que al cuerpo de Juan Ramón lo atraviesen más arrugas, pero el artista afirma que pese a todo hay algo que no ha mutado: el cariño de sus seguidores. "Disfruto de mi carrera igual que antes. No soy nostálgico del gran éxito que tuve aunque, por supuesto, lo recuerdo con mucha felicidad. Hoy, cuando salí de casa, una señora me paró para preguntarme por qué no aparezco tanto en televisión, que le gustaría verme más. Cosas como esa me pasan muy seguido. Incluso, a partir de Internet, me llegan muchísimos mensajes de admiradores", explicó.
Su camino a la consagración fue provechoso, aunque no faltaron los escollos (dio sus primeros pasos en la música antes de terminar el secundario, pero conocería los grandes escenarios varios años después). Juan Ramón, empero, prefiere no hablar de sacrificio. "Me acuerdo de todo eso con mucha alegría porque me dio la posibilidad de dedicarme a lo que quería, grabar canciones, abrir puertas y descubrir nuevos públicos. No me puedo quejar: es una carrera como todas, llena de momentos opacos, pero con una síntesis feliz. De todos modos, creo que a los artistas actuales se les hace más difícil hacerse conocidos porque, a diferencia de antes, las compañías discográficas no les hacen tanta publicidad. En mi época, una canción se imponía en dos meses; ahora tienen que pasar dos años para que la gente las identifique con el cantor", expresó.
Y si de algo sabe este romántico es de fijar estrofas en la memoria del público con la impronta de lo definitivo. Llevado por esa habilidad, volverá a encarrillar mañana por los rieles de la melancolía ese repertorio inmortal -¿se ha olvidado alguien de "Yo que no vivo sin ti", "Tabaco y ron" o "El embrujo"?-. Que los nostálgicos no se lo pierdan.